Los medios de producción necesarios para construir las promociones seriadas del urbanismo moderno sólo quedan al alcance de grandes empresas promotoras y constructoras que concentran mucha riqueza en pocas manos. La estrategia #ATRI apuesta por un sistema constructivo que redistribuye riqueza y oportunidades entre las manos pequeñas que conforman el tejido productivo. Una vez que las estructuras metálicas se colocan en obra, #ATRI plantea una segunda fase constructiva, que consiste en revestirlas completamente, tanto en el interior como por el exterior, por medio de operaciones de bricolaje.
Este sistema de construcción en seco, basado en operaciones sencillas y en el uso principal de madera local, permitirá poner en juego las capacidades de agentes profesionales y de usuarios no remunerados. Por un lado, contará con las habilidades de carpinteros, cerrajeros, cristaleros, fontaneros y otros pequeños industriales que la crisis ha arrinconado. Además, pondrá en valor las capacidades de una parte de la población que, a pesar de no disponer de recursos económicos, puede contribuir a la construcción con su tiempo y sus manos. A pesar de no ser monetaria, la retribución de estos agentes no profesionales se puede valorar como una formación profesional que les permite adquirir nuevas habilidades y también otorgarles
el papel de futuros usuarios de las viviendas en construcción.
La participación de estos futuros usuarios en el proceso de construcción tendrá múltiples ventajas. Por un lado, abaratará los costes de la construcción y hará posible la promoción de un mayor número de viviendas. Por otro lado, permitirá que ellos mismos puedan participar en la toma de decisiones sobre la distribución de sus propias viviendas. Por último, fomentará la colaboración entre futuros vecinos y, por lo tanto, creará tejido social desde mucho antes que se acabe la obra.
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#ATRI apuesta por un sistema constructivo que redistribuye riqueza y oportunidades entre las manos pequeñas
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